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Moda

Errores que todas cometemos al momento de comprar

23 octubre, 2017
Errores al comprar

Hace poco me di cuenta que antes me encantaba comprar ropa y ahora es algo que no disfruto mucho hacer

¿Les pasa lo mismo? 

Creo que algo tiene que ver con el hecho de que creemos que las cosas ya no se nos ven tan bien como antes, hace poco “platicaba ” de esto por mail con una amiga (s.p) y me contaba que a ella le pasa lo mismo, que antes se entretenía yéndose al mall y ahora es algo que rara vez hace.

Pero hay otros factores (aparte de no tener cuerpower) que hacen que el shopping no se disfrute como se debería, pensando en esto recopilé lo que más gordo me cae de ir de compras y en este post se los comparto:

 

No te apresures. Ir de compras consume mucho tiempo, más ahorita que no tenemos las medidas perfectas y por ende hay que echarle más ganas. Existen miles de pantalones negros en este mundo y sólo tú sabes que características, corte y estilo tiene el que necesitas así que como dice esta canción tan maravillosa de The Eagles TAKE  IT EASY.

compra cosas que puedas regresar. “Es de sabios cambiar de opinión” y así como dice este refrán si cambias de idea y decides que no tienes los zapatos o la ocasión ideal para ponerte ese vestido que compraste se vale que vayas y lo cambies por otra cosa o que de plano te regresen tu dinero .

No compres lo mismo. Aquí es donde más caigo yo, a veces me acuerdo de la típica escena de la película, en la cual el protagonista abre un closet lleno de la mismas dos prendas y acto seguido ponen música terrorífica de fondo ja,ja,ja.

Bueno pero ya hablando en serio, no necesitas 10 camisas blancas ni 10 pantalones negros. Confieso que en cuestión de ropa he avanzado un poco y trato de no buscar mi uniforme de siempre, pero hablando de maquillaje sigo comprando cada lipstick color coral que se atraviesa en mi camino.

Lleva un presupuesto en mente sobre todo si necesitas varias cosas. No hay nada peor que el buyers remorse, arghhhh es lo peor gastar y gastar para después traer una cruda moral del tamaño del mundo.

Y ya que andamos por estos rumbos si crees que caes en la categoría de compradora compulsiva te recomiendo estos libros de Guadalupe Loaeza, no se te va a quitar lo gastona pero créeme que al menos te vas a reír un rato.

Compro, luego existo y Debo, luego sufro.

Piensa antes de ir de compras, decide cuánto estás dispuesta a gastar y trata de respetar ese presupuesto.

Has una lista de prioridades. Compra primero lo que realmente necesites. No hay nada peor que necesitar algo, salir a comprarlo y regresar a la casa sin aquello que necesitabas y sin el dinero por supuesto . Enfócate en comprar eso primero y después ya podrás ver si se te pega una que otra cosita.

Compra por la mañana. Por las mañanas las tiendas están menos llenas y se puede comprar más relajadamente. No harás fila ni para probarte la ropa ni para pagar y lo mejor de todo es que las encargadas de ayudarte estarán a tu entera disposición .

Ve sola. Hay muchas mujeres que odian ir de compras solas, pero cuando vas acompañada muy frecuentemente terminas comprando cosas que le gustan a tus amigas pero no a ti.

Esto que les voy a contar me pasó muchas veces, allá por los ochentas cuando yo era una jovencita llena de ilusiones (ja) solía ir de shopping a Mcallen de entrada por salida, cuando iba con amigas siempre que llegaba a mi casa me daba cuenta que muchas cosas que me había comprado no me gustaban o me gustaba a medias.

Con el tiempo me di cuenta que cuando iba con la ejecutiva regresaba con puro suit, cuando iba con mi amiga la sweet llegaba con puros vestidos de encaje o de florecitas con look virginal ¡Ay no que circo! Finalmente entendí que para comprar a mí me va mejor cuando voy sola.

No te vuelvas loca con las tendencias del momento. Una que otra cosita está bien, pero tener diez vestidos o sweaters con hoyos en los hombros (como los que son el furor ahorita) no le hacen bien ni a tu closet ni a tu bolsillo.

Lo mismo pasa con el color de la temporada, las tiendas están llenas de todo tipo de prendas pero todas son de ese susodicho color. ¡No caigas! como dice el famosísimo refrán:

 “Para muestra basta un botón”

Bueno espero que este post no suene a sermón y que estos consejillos les ayuden a gastar menos la próxima vez que se vayan de shopping…

 

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Historias

10 cosas que “se roban” tu dinero.

7 agosto, 2017

Hace algunos años durante unas vacaciones en la playa una amiga mía (n.f.) decidió no hacer gastos superfluos y solo gastar en cosas realmente necesarias. Todo el día se la pasaba diciendo no, no voy a gastar dinero en eso, porque no lo necesito para nada. 

Después de unos dos días todas las demás andábamos en modo ahorrativo, parecía que nos hubieran echado algo en la comida y nos pasamos repitiendo esa frase todas las vacaciones.

Claro que después de dos o tres margaritas ya no eran gastos superfluos si no gastos superfulos pero ya fuera dicho de manera correcta o incorrecta, el caso es que nos sirvió, y todas ahorramos mucho dinero.

Hace pocos días recordaba ese episodio mientras leía un artículo que hablaba de cómo llevan sus finanzas las mujeres de hoy en día. Aquí les enumero los TOP TEN, o lo que es lo mismo:

 

Las diez cosas en las que más gastan dinero las mujeres.

Inmediatamente después de que leí el subtítulo pensé que la mujer promedio gasta mucho dinero en cosas que ponerse y me sorprendió enormemente saber que no es así.

De DIEZ rubros, increíblemente la ropa ocupa el número NUEVE.

Aquí les comparto lo que arrojó este estudio hecho por el equipo de Hloom.com

 

1. Comer fuera. Este concepto creo que no necesita explicación pues todas sabemos que los precios de los restaurantes pueden llegar a ser estratosféricos.

Puedes incluso llegar a pagar hasta un 500% más, en restaurantes de lujo, igual y el incremento es mayor. ¿Alguien ha pagado 100 pesos por una coca-cola? Yo si:(

 

2. Tirar comida a la basura. Yo odio hacer esto, me siento mal, me viene la culpa y las palabras de mi madre que constantemente me decía que hay alguien por ahi afuera que no tiene que comer y yo tirando la comida a la basura, sin embargo es algo que hago (afortunadamente cada vez menos).

Para evitar esto hay que hacer una lista del super mercado y evitar comprar cosas que frescas que no pienses consumir inmediatamente.

 

3.Artículos de supermercado. Esta no es igual que la anterior, porque aquí se habla de todas esas cosas que no comes habitualmente pero que se te antojan porque las ves ahí frente a ti, yo lo he comprobado cuando pido a domicilio, pues ahí si, solo pido lo que necesito y como no ando paseándome por los pasillos del super, pues no caigo en tentaciones.

Si eres muy propensa a hacer esto, tal vez te ahorrarías dinero al pedir que te lleven  el super a tu casa, tal vez inclusive pagando la cuota que cobran por entregarlo, te saldría mas económica que comprar tantas cosas que quieres pero no necesitas.

 

4. Intereses Bancarios. Ay esta me duele de manera muy personal, pues yo pago mucho dinero al mes en intereses. El uso indiscriminado de las tarjetas de crédito hace que las cosas que compramos hoy sin efectivo, nos cuesten mas del doble mañana.

 

5. La copita. Todos sabemos que el alcohol lo venden a precio de oro en los restaurantes y/o bares. No sé porque será pero así es. Por si acaso estas planeando algo y la noche pinta para ser muy larga lo mejor será tener una PRE o POST en casa de algún amiga

6. Internet. Una cosa es no tener internet ni todo lo que ello implica y otra pagar por el servicio más caro que no necesitamos. También hay personas que pagan varios servicios que son básicamente lo mismo. Pagan cable, ROKU y Apple TV porque unos ofrecen canales y programas que los otros no.

 Yo creo que nadie puede (ni debería) tener el tiempo de ver 800 canales de televisión. Son tantos que por probabilidad,es imposible que te gusten todos. Además de que debe ser dañino para la salud (y la vista) pasar tanto tiempo frente a una pantalla.
 

7.Entretenimiento. El cine, el teatro, los museos y demás son a mi juicio muy personal, algo muy necesario para conservar la higiene mental. TODOS necesitamos de un poco de esparcimiento de vez en cuando.

Yo lo confieso, soy hiperactiva, quiero salir todo el tiempo, y eso puede llegar a ser muy dañino cuando hablamos de finanzas personales.

 Debemos de encontrar un balance entre divertirnos gastando y sin gastar. Aprovechemos la oferta cultural de Monterrey que por suerte es muy amplia y variada, checa la agenda del CONARTE con regularidad para que te enteres de todos los espectáculos sin costo que ofrecen y pa´luego es tarde.

 

8.Hobbies. Ah, como tragan dinero los hobbies, díganmelo a mi que quisiera comprar tenis para correr cada semana. Siempre quiero algo nuevo para motivarme, pero querer y necesitar no es lo mismo, así que si eres como yo, y  digamos que te gusta tejer, pues no es mala idea que te termines los estambres que ya tienes antes de comprar más.

9. Tendencias de moda. Muchas veces la tendencias nos obliga a comprar cosas que no se nos ven bien, pero que se andan usando . Nada como poner en práctica el refrán que dice de la moda lo que te acomoda. Además es mejor comprar prendas super trendy pues muy pronto tendremos el closet lleno de cosas que ya no nos vamos a poner (por que ya no se usan), pero que no queremos tirar porque las acabamos de comprar.

Argghhh díganme ustedes si esto no es un crimen. 

 

10. Celular. Bueno este renglón se podría quedar así y creo que no necesita mas explicación. Todas hemos pasado por ahí o hemos escuchado de alguien que debería pagar 600 pesos de mensualidad por el servicio de telefonía celular, y que siempre termina pagando más del doble porque se pasa de llamadas, de datos o de ambos.

Evitar el sobre uso es una manera de ahorrar, puedes también ir a tu compañía telefónica y cambiar a un plan mas acorde a tus necesidades .

 

El objetivo aquí es no tirar el dinero en cosas que no son una necesidad.

 

Cuéntanos en qué gastas tu el dinero.

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Traducción libre de Eva Alanís.

Fotografía: PEXELS



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Belleza

5 cosméticos de los que puedes prescindir.

19 junio, 2017
Cinco cosas que ya no compro

Creo que con el tiempo es completamente normal irse encariñando con algunas cosas materiales y desencariñando de otras, lo malo es que cuando ya no necesitamos algunas no nos damos cuenta y seguimos comprándolas en automático.

En este post les comentaré de algunas cosas que ya no consumo.  No aprendí a vivir sin ellas eh, de verdad creo que las compraba por hábito, en algún momento las deje de necesitar y no me di cuenta, así que seguí por puritita costumbre.

 

El rubor: Hace años leí no recuerdo dónde, que después de los 40 años no debías usar cosméticos en polvo pues las micro partículas se depositan en las finas líneas de expresión y dan un aspecto acartonado.

Después de leer esto empecé a buscar rubores en crema pues era lo único que usaba en polvo y la verdad batallaba para encontrarlos, no existía la oferta que hay ahora, en estos días los encuentras en gel, mousse, líquidos, etc. (para mí el mejor es el bene tint de benefit)

Por otra parte me di cuenta que tenía muchos labiales abandonados en mi cajón porque después de abrirlos no me gustó el tono, la consistencia, el olor, etc. 

Fue entonces cuando los comencé a usar como blush y 15 años después lo sigo haciendo.

Me he dado cuenta que si usas la cantidad adecuada todos los tonos se ven bien, excepto los nudes.

La crema de día. Desde que un dermatólogo o cirujano plástico (no recuerdo bien) me dijo que usara bloqueador tuve que decidir si usar crema de día con FPS o bloqueador.

Supe desde ese momento que me iba a ser imposible usar ambos pues tengo el cutis graso y la verdad no puedo untarme tantas cosas porque la cara me brilla más que una esfera navideña.

Confieso que me tardé en acostumbrarme porque sentía la piel un poco seca, pero fue cuestión de buscarle hasta que di con el bloqueador correcto.

Ahora siento la cara humectada y aparte bloqueo los rayos UV

Esmalte de uñas. Compraba demasiados, nunca tenía tiempo para pintarme las uñas y la verdad me cansé de estarme estropeando el trabajo de una hora porque algunos esmaltes nomás no secan ¡nunca!

Cuando lo lograba las uñas me duraban esmaltadas unos dos o tres días a lo mucho. Algunos se hacían chicle antes de que los usara un par de veces. Con la llegada del esmalte en gel me olvide de ellos, es un poco más caro pero al menos te dura el manicure.  

Ahora compro solo uno o dos por temporada y es para pintarme las uñas de los pies, gracias a que tengo años corriendo, los míos están igual de hermosos que los pies de un zombie, comencé  por necesidad y ahora me encanta hacerme el pedicure.

Es algo que disfruto, le echo mil cosas aromáticas al agua, me acerco un buen libro, los controles de la tele, el teléfono, el celular, todo lo que pudiera requerir que yo me ponga de pie a medio ritual.

Después meto los pies en el agua caliente y ah…vuelo, me voy por un rato a Placerilandia o Pleasureville o como quieran llamarle.

Mascarillas para la cara. Me encantan pero pienso que las mascarillas faciales y la quietud son el binomio perfecto. Aplicarte una sin contar con el otro elemento no tiene sentido. Siempre que me ponía una mascarilla sonaba el teléfono (y lo contestaba), tocaban a la puerta , o aparecía una mosca como por arte de magia a hacerme la vida miserable.

Me rendí.  Terminaba lavándome la cara dos minutos después de habérmela puesto o tenía que ir al taller más cercano a que me la quitaran con soplete, pues por X o Y me venía quedando horas con la cosa puesta y por ende incrustada en el cutis. ¡Ay no que circo!

Ahora de vez en cuando voy a un spa y pido el facial básico (A.K.A. el más barato). Me ofrecen té mientras espero, me recuesto en una silla comodísima, me dan un masaje en la cara, me aplican la mascarilla, me relajo escuchando esa música de fondo que se oye en todas las clínicas de belleza y que no sé qué tiene que induce al trance.

Por 45 minutos me olvido de los perros, los zancudos y de todos los que llegan a tu puerta a vender boletos para la tan conocida rifa entre amigos.

Paleta de sombras: Siempre siempre siempre se me acababan los mismos tonos, los mis-mos. Allá voy a comprar otra y a guardar la mocha por si algún día se me ofrecía pintarme los ojos de dorado con morado (pa´que rime).

Pasaron los años y nunca lo hice…lo único que logre fue tener un cajón lleno de estuches mutantes que semejaban una dentadura chimuela. Ahora solo compro esas palettes que te dejan escoger los tonos que de verdad usas o de plano las compro sueltas y se acabó el problema.

La vida, los años y las circunstancias hacen que cambien nuestras necesidades y muchas veces no nos damos cuenta de que esto impacta directamente nuestros hábitos de compra.

Tómate un tiempo para analizar si sigues comprando cosas que no ya no usas.

 

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Fotografía: PEXELS



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