Últimamente he volteado a ver con otros ojos todos los remedios de l’abuela y no sé si será porque ya mero la alcanzo en años, en achaques, o en los dos… jajaja.
Pero ya hablando en serio, antes arreglaba los males con pastillas y hoy en día busco cosas que ofrezcan curarme de un mal que me aqueja, sin que incluyan receta médica.
Y no es que tenga algo en contra de las medicinas, pero de tomar una pastilla diaria de puro gusto, pasé a tomar cinco de un jalón…(por prescripción médica, claro).
Así es, un buen día mi ginecólogo me informó que ya necesitaba tomar calcio y hormonas…entonces ahora tomo eso, más aparte el Imedeen que tomaré mientras mi presupuesto me lo permita y mis vitaminas.
Entonces, como podrán ver, no quiero echarle más fuego al asador y castigar el estómago tomando más pastillas que me quiten un dolorcito de cabeza, me ayuden a dormir o me animen cuando siento que ya no doy más.
Porque no se si te pasa igual y te sientes cansada, pero yo a veces arrastro los pies para las cuatro de la tarde y no puedo permitir que me pase esto, no quiero estarme durmiendo en las meriendas (todavía).
Así que esta nueva necesidad me hizo moverme y empecé a buscar algo que me ayude a tener más energía sin necesidad de tomarme un red bull o diez tazas de café.
Y pues aprovechando que la aromaterapia está a la alza, empecé a navegar en la web y en otros sitios de internet hasta que me hallé algo que me cerró el ojo.
Muchas hemos probado y comprobado que los aromas funcionan, por eso, me emocioné mucho cuando hallé en Instagram este collar-difusor.
Y es que el invento se me hizo la idea más brillante pues te permite traer contigo (¡y cerca de la nariz!) ese aroma-medicinal, que sabes que te calma los nervios o te ayuda a controlar tus migrañas.
Se me hace igual de maravilloso que unos lipsticks que vendían hace años en Body Works y que calmaban la ansiedad, quitaban el antojo de azúcar y ayudaban a conciliar el sueño…
Lamentablemente los descontinuaron, no sé por que…
Pero bueno, volviendo al post, en esta etapa de la vida en la que le estamos haciendo frente a la meno y a todos sus síntomas algunas tratamos el insomnio, la depresión y ansiedad con aceites aromáticos.
Yo uso aromaterapia para para evitar los antojos de dulce, para combatir la ansiedad y también el dolor de cabeza.
Esos días que tengo migraña y siento que el coco me va explotar, me unto un aceite de Just que se llama olio 31 y me baja la intensidad del dolor.
Nunca me ha quitado el dolor por completo, pero si de 10 baja a 5, ya voy de gane, además hay que tratar siempre de evitar automedicarse o medicarse de más.
Y cuando quieres bajarle al nivel de ansiedad y dejar de comer tanto dulce, el aroma de geranio funciona de maravilla, de verdad, no me creas y compruébalo tu misma aquí y aquí.
El otro uso que le doy a los aromas, es meramente sensorial, pero me proporciona muchísimo placer, pues me encanta estar oliendo fragancias deliciosas en mi difusor eléctrico mientras leo o escribo.
Amo el aroma de sándalo y lemongrass.
El simple hecho de que mi casa huela rico me levanta el ánimo, me pone de buenas, me hace feliz punto y esas pequeñas cosas que elevan el espíritu, son las que hay que buscar a diario.
Exactamente, no una vez a la semana o una vez al mes…hay que hacer cosas que nos gustan y nos hacen felices todos los días, para andar de buenas todos los días.
Además hoy en día hay aromas para:
Entonces, ¿Habrá algo mejor que aprovechar las fragancias que nos regala la naturaleza?
¿Será que la madre tierra nos regaló el aroma de las flores, para que nosotros le diéramos un uso medicinal?
Mmmmmmmm puede ser, además hay que recordar que sólo tenemos este equipo y nos tiene que durar en buenas condiciones, mínimo, unos treinta años más.
Si nos encariñamos con las pastillas desde ahorita, al rato la pagarán nuestros riñones.
Así que mejor vamos echándole ganas a las opciones más naturales, pues órganos de repuesto no venden en ningún lado.
Ánimo, todavía nos falta mucho camino que recorrer, y hay que hacerlo oliendo a rosas…
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