Y como ya se esta haciendo costumbre…en este post les muestro un outfit de Kryzayda que intenté recrear y terminó siendo otra cosa.
Precisamente ahora que pensé que me iba a quedar igual (no lucirme igual, eh…), los zapatos fueron los culpables de que yo perdiera foco y me desviara por completo de lo que había planeado ponerme.
Y es que empecé muy bien con los pantalones y blusa negros (que todas tenemos) pero a la hora de ponerme los zapatos nude me acordé de un cinto nude que me encanta y rara vez uso.
Y ahí empezó el desgarriate…
El caso es que lo saqué, me lo puse, y empezó el desorden, porque en cuanto me vi al espejo me fui muuuy leeejos y en un ratito llegué hasta los ochentas y paré en el día que lo compré..
Aparecí dentro de la tienda, veía a través del aparador el solazo de la tarde de verano y hasta reviví la emoción de estarme saboreando la fiesta que tenía esa noche.
Era una fiesta como tantas otras pero para mi cada una era un eventazo y recuerdo como me encantaba estrenar (en la medida de lo posible) …
El cinto obró la magia de hacerme sentir de veinte…y me llenó de nostalgia.
Pensé en todas las cosas viejitas que tengo, me encantan, no regalo porque me gustan, y sin embargo nunca me pongo.
Y en el momento que regresé del viaje, poseída por los recuerdos, decidí sacar del closet las cosas que llevo años sin usar.
Después aproveché que ya andaba en “esas” para ver que si y que no le combinaba a este atuendo (palabra de señora) que estaba armando.
Y así nomás este outfit terminó siendo otra cosa
Pero para empezar déjenme les cuento, que este cinto era parte de un look estilo The Cure que me sigue encantando tanto como el primer día que lo compré.
Después saqué mis accesorios que tampoco uso y lo primero que decidí colgarme fue mi pulsera de canutillo, que compré en Sayulita y es una obra de arte cien por ciento Huichol.
Luego saltaron a la vista mis aretes de vidrio soplado que merqué en el Museo de Arte Contemporáneo de Mérida, y que uso muy poco también.
Y por último decidí sacar a pasear esta bolsa de dos tonos que salió del mercadito de la Florida y que me robó el corazón en cuanto la vi…y créanme, por setenta pesos, no iba dejar que se fuera con otra.
Así que pagué por ella y “la hice mía”…como decían en las novelas que yo veía cuando era chiquita jajaja.
Y pues hastaquí la historia del outfit negro con mezclilla que terminó siendo otra cosa …pero la moda debe ser así, su fin principal es reflejar como somos nosotras y volvernos inigualables ante la vista de los demás.
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