Ignoro si te pasó a ti, pero a mi hace varios años me empezaron a incomodar los shorts y minis…y créanme que estoy convencida de que una se debe poner lo que le guste sin importar la edad.
Aún y pensando de esta manera, no sé por qué comencé a sentirme fuera de lugar y de la noche a la mañana cuando me los ponía me veía al espejo y esa voz interna que a todas nos habla me decía “No manis, mejor no”.
Y aunque confieso que vestí ambas cosas hasta bien entrados los cuarentas, porque soy corredora y el tono muscular de mis piernas es para mi un orgullo…por alguna razón que desconozco, ya no me sentía como antes.
Y así de fácil nació la necesidad de darle un giro a mi guarda ropa.
Empecé a buscar ejemplos vivos en los blogs de moda para mayores de cuarenta, y tuve la suerte de encontrar blogeras maravillosas que resultaron ser una inspiración para mi en otras áreas de mi vida también.
Descubrí que había llegado a un punto en el camino y no al fin del mismo como ya andaba creyendo.
Literalmente me pasaba horas viendo las fotos y propuestas de moda de Mel Kobayashi (bagandaberet) o de Carmen Antón (cincuentayque) entre otras…me ensimismaba lo bien que se les veía todo lo que se colgaban
Veía y veía para evitar actuar.
Porque tenía muy claro que ya no quería seguir vistiéndome igual, pero creo que me paralizaba el terror al cambio.
Pero en el fondo el miedo de salir a la calle disfrazada de chamaca, como dice mi amigo (v.m) era mayor.
Sabía que ya no quería seguir vistiéndome exactamente igual pero ignoraba cuales elementos sacar, dejar y añadir al guardarropa…para acabar pronto:
Yo sólo buscaba no parecer mi hija ni mi mamá.
Por otra parte cambiar de estilo no se me hacía algo viable, porque caigo en la categoría de bohemia/ hippie y no podía de un día pa’l otro disfrazarme y adoptar el estilazo JK o CH.
Sabía que tenía que irme transformando gradualmente y evitar terminar viéndome como una persona que no soy… me daba miedo comprar ropa que veía con recelo, pues adivinaba que iba ser dinero tirado a la basura.
Y así que dándole vueltas y vueltas al asunto decidí que en lugar de sumar empezaría a restar y entonces opté por el método de eliminación, pues era la manera más fácil de abordar este cambio.
Me puse a observar el closet de mis hijas y vi cuáles eran las prendas que yo consideraba demasiado juveniles para mi.
En esa categoría cayeron principalmente los shorts, mini faldas, blusas sin espalda (las amo), blusas ombligueras, vestidos super embarrados y las transparencias,
Después observé el closet de mi mamá para ver qué cosas me parecían de plano de señora mayor…muy mayor, como los pantalones de elástico sin bolsas, capas tejidas, turbantes, saquitos volados con pedrería y los colores obscuros…
Luego me fui a mi closet y saqué todo lo que caía en una y otra categoría y VOILÁ…
No tenía muchas cosas que me hicieran parecer mayor pero una que otra cosita se había colado y …
Cuando terminé me quedó un guardarropa más acorde a lo que quiero vestir ahora, y con el cual me siento más cómoda.
Dentro de algunos años veré si aun me hace sentir a gusto todo lo que tengo ahí y si no, habrá que hacer otro trabajo de edición.
Tal vez en un lustro tenga yo que añadir a la colección un par de SAS shoes pero por el momento, lo que elegí me tendrá contenta algunos añitos.
Así que si a ti te está pasando lo mismo, siéntate a ver con detenimiento cuáles prendas de tu closet te incomodan y sácalas…verás que no necesitas cambiar completamente tu manera de vestir.
Es sólo cuestión de ir quitando lo que nos hacía sentir regias y tal vez hoy nos hace sentir un poco fuera de lugar…
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