No sé si a ti la pandemia te dejó algún mal habito, pero a mí, me dejó muchos.
Justo cuando yo pensaba que ya no me podían salir nuevas mañas…llegó el covid y me demostró que para irse al hoyo, nunca es tarde.
Al comienzo del encierro, empecé muy proactiva haciendo puras cosas útiles: limpiando aquí y allá…pero poco a poco sentí como la inactividad iba alborotando en mí, todos los demonios que tenía medio domados.
Ahora tengo un poco de todo: Gula, veo tele en exceso, me da flojera salir y siento cierta apatía por el arreglo personal.
NO MANCHES, lo único que me faltaba a estas alturas del partido, era convertirme en Hermelinda Linda.
Y aunque no me da orgullo tener tantas mañas, para ser franca lo que más me preocupaba era la adicción a la tele, porque me puedo pasar horas sentada y ni de chiste me da el remordimiento que me daba.
Así que cuando sentí que no iba a poder dejar los malos hábitos sin ayuda, me fui corriendo a comprar el libro atomic habits y decidí que al menos la adicción a la T.V. tenía que desaparecer.
Cuando acabé este librazo, que sabiamente recomienda pegarle un hábito bueno a uno malo, decidí comprarme un aparato para hacer ejercicio y ponerlo frente al televisor.
Ya veré después si puedo dejar de ver tanta tele, pero mientras son peras o son manzanas, voy a dejar de estar sentadota.
Porque ya sabes que este blog se trata de darle la vuelta a la tortilla a lo malo que se nos va presentando, por eso aquí te voy a contar lo que hice para sacarle provecho a esta maña que vine agarrando a estas alturas.
Ya cuando yo creía que la tele no me podía atrapar, se vino esta peste, me metió en mi casa a la fuerza y entonces como miles de personas me tuve que refugiar en ella.
Debido a esto, ahora que ya no necesito ese refugio, es demasiado tarde, pues ya me enganché.
Entonces lo que hice fue comprarme una bicicleta estacionaria y una remadora.
Así que ahora, cada vez que me pico con algo, tengo la bici ahí enfrente y me subo un rato.
Obvio que no aguanto las dos horas que dura una película, pero fácil aguanto veinte minutos, y ahí la llevo. Poco a poco iré aguantando más y creo que llegara el día en que aguante media película pedaleando o remando.
Así que si tú también caíste en este hoyo durante la pandemia, !aprovecha¡ siempre se puede sacar algo bueno de lo malo. Siempre se le puede dar la vuelta a la tortilla, ver las cosas desde otro ángulo, cambiar la perspectiva.
De ahora en adelante, cada vez que te entregues a ver la tele, te vas a sentir orgullosa en lugar de que te consuma la culpa…
Cómprate una remadora, una escaladora o una bicicleta porque con ese invento que es el bluetooth, ya no existe esa barra de antaño de “hago ejercicio o escucho lo que dicen”.
Nonono eso es cosa del pasado, lo de hoy es estar en dos cosas al mismo tiempo y el ejercicio y la gula televisiva DEFINITIVAMENTE pueden ir de la mano.
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FOTO: PEXELS
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