La mayor parte del tiempo para mi estar en casa es sinónimo de estar encerrada y literalmente siento que estoy cumpliendo una condena.
Estoy segura que por ahí afuera hay más de una que igual que yo no es muy hogareña y para describir este síndrome con las palabras de mi madre “le pica la casa”.
Para huir de esta situación :
*Trabajan (fuera de ella).
*Viajan pues las vacaciones (sin salir fuera) son un castigo.
*Buscan siempre tener la agenda llena de cosas que hacer.
*Nunca (o casi nunca) hacen reuniones en su casa.
*Hacen deporte u otras actividades que las mantienen “al aire libre” el mayor tiempo posible.
Y en general se las arreglan para estar en casa lo menos que se pueda.
Hace poco platicaba con un amigo que viaja mucho y me decía que su trabajo le gustaba precisamente por eso, porque a él no le gustaba estar en casa. Yo le contesté “a mi tampoco, pero en ti se ve bien y en mi se ve mal” y todo por el sexo con el que nos tocó nacer .
Tenemos tan arraigada la imagen de la mujer hogareña que nos es muy difícil considerar siquiera la posibilidad de que haya una que otra que se sienta encarcelada si no sale de esas cuatro paredes todos y cada uno de los días.
Lo mismo sucede para el “otro lado” y cuando conocemos a un hombre al que le gusta el hogar lo vemos como bicho raro, algo que esta completamente fuera de lugar. A los hombres les debe de encantar salir y a las mujeres quedarse en casa punto.
Tal vez sea porque amo los espacios abiertos y la luz. Me gusta sentarme en las terrazas cuando voy a un restaurante o en su defecto cerca de un ventanal, aún cuando estoy adentro quiero sentir que estoy afuera.
También soy gregaria, me encanta ver gente y aunque dicen que el ser humano no es completamente gregario ni solitario a mi me cuesta trabajo estar más de un día sin salir ni hablar con alguien.
Claro como todos los seres humanos soy contradictoria, hay espacios de y momentos en mi casa que amo. Si hablamos de momentos me gusta estar en casa cuando llueve.
Si hablamos de lugares mi rincón de lectura y mi escritorio son lo que más disfruto, aquí les comparto una imagen de ese sacrosanto lugar.
Tomé esta foto justo en el instante en que me di cuenta cuanto disfrutaba estar aquí, esta imagen fue captada a las 6.00 a.m. de el 17 de noviembre de 2017.
A estas horas durante el fin de semana en invierno el silencio es total.
La calle, el parque frente a mi casa y todo alrededor parece estar muerto, deshabitado y este mutismo crea un atmósfera ideal para que las personas como yo (con déficit de atención) se puedan enfocar.
Esas mañanas son sublimes porque me permiten leer o escribir sin interrupciones, no cambiaría la compañía de mi taza de café, mi compu o mi libro por nada en este mundo. Bueno por un viaje a lo mejor si 😀.
Mi rincón de lectura esta justo al lado de mi escritorio, aquí tengo los libros que estoy leyendo (dos por lo general) un banco donde acomodar las piernas y un difusor donde quemo un aceite que impregna la sala con un olor a sándalo o a cualquier otro aroma hippioso.
Montado el escenario y ya acomodada en mi sillón abro mi libro, le doy el primer sorbo a mi café y voilá.
Emprendo el viaje y no sólo salgo de mi casa si no que en menos de dos segundos estoy en otra ciudad, en otro continente y con tantita imaginación en otro mundo.
¡Claaaaaaro! Ahora caigo en cuenta por que me encanta este lugar 😏
¿Cuál es el lugar favorito de tu casa (la cama no cuenta jaja)?
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Fotografía: PEXELS
Fotografía: E. Alanís
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