¿Traes cargador? ¿Alguien trae una pila? Hoy en día escuchamos esto en todas partes, nadie quiere quedarse sin batería, nadie es feliz con el 10% de pila, al menos no a mitad del día.
Cuando veo lo fácil que es recargar un celular o cualquier gadget pienso en lo maravilloso que sería si así de sencillo pudiéramos recargar batería nosotros, esa energía que todos necesitamos para operar en nuestro día a día.
Yo sé que traigo como un diez por ciento de pila, cuando ya no tengo ánimo para hacer muchas cosas que suelo hacer sin ningún problema.
No siento ánimo a la hora de levantarme y tampoco a la hora de hacer ejercicio, no tengo ganas de ir al súper y si tengo una reunión, la pienso dos veces antes de decidirme a ir, entonces sé que ya traigo ando casi en ceros.
Sorpresivamente cuando hago lo que me gusta no me siento fatigada en lo más mínimo, cuando viajo por ejemplo soy incansable, también cuando voy a una tienda (cualquiera menos la de abarrotes) y cuando veo algún espectáculo callejero –street performance- puedo pasar horas enteras de pie, no me canso, entonces he llegado a suponer que no es una cuestión de agotamiento físico si no mental.
Me gusta compararme con los juguetes de antes, cuando se les iba terminando la batería empezaban a hacer todo en cámara lenta, y digo los de antes porque los de hoy dejan de funcionar de un momento a otro, así, sin avisar, sin darte tiempo de ir a comprar pilas nuevas, un día decides prenderlos y ya están muertos.
Así estoy yo a veces, como los juguetes de mi época, empiezo a alentar el paso en todos los sentidos, hasta que llega el día en que ya no quiero funcionar más.
En este punto siempre me pregunto:
A mi me funcionan varias cosas, una es cambiar un poco la rutina y la otra es aplicar la terapia de shock y hacer algo completamente ajeno a lo que hago normalmente, puede ser tomar una clase de meditación guiada si eres de las que siempre hace ejercicio de alto impacto.
Puedes darte un baño de burbujas, de esos que duran horas. Si no lo acostumbras, porque en tu casa no hay tina de baño, puedes irte a un hotel todo un día, yo lo he hecho porque pagas lo mismo o incluso un poco menos que por un día en el spa. Me llevo mi música, una vela aromática, un buen libro (o puedes llevar tu vino) y a descansar se ha dicho.
Otra opción es tomarte unas mini vacaciones de fin de semana, hacer ese alto justo en medio del camino y tomar un respiro para seguir andando.
Muy frecuentemente se nos olvida que no somos el resultado de una simple ecuación, si, es verdad que necesitamos comida y sueño para alimentar al cuerpo, pero la mente y el espíritu necesitan mantenimiento también.
La mayoría de las veces de conectar el estuche al cargador, queremos darle mantenimiento sólo a el cuerpo, a lo de afuera pero nos olvidamos de lo que esta dentro.
Hay estudios que demuestran que el estrés crónico pueden provocar insomnio, depresión y ataques de ansiedad.
Nos olvidamos de la mente y del espíritu, porque no se ven y que es por mucho, lo mas valioso que tenemos.
Y tú ¿cómo recargas tu batería?
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