“¿No estás muy vieja para esos trotes?”
No. No estoy-estás-está-estamos-están.
Cada vez que alguien me hace esa pregunta me viene otra a la mente:
¿Cuál se considera la edad límite para divertirse, aventurarse, salir de la rutina, hacer algo por primera vez, encontrar de nuevo el amor, dedicarle tiempo a ese hobbie que nos encanta o en pocas palabras disfrutar de las cosas buenas de la vida?
Para ser honestas ahora que ya estamos creciditas no abundan esos escenarios en donde todo es diversión y nada es obligación.
Es por esto que me causa mucha curiosidad el hecho de que algunas personas asocian la juventud, con cosas que nada tienen que ver con la edad, conceptos que para mi son 100% atemporales.
Me gustaría que la gente que me hace ese tipo de cuestionamientos me dijera mejor:
¿Qué les gustaría que me ponga a hacer?
Tal vez consideran que como paso de los cincuenta tengo que:
*Sentarme en una mecedora a tejer todas las tardes y pararme sólo para comerme una concha con nata.
*Ver televisión el día entero y llorar porque la protagonista de la telenovela no encuentra al hijo que regaló cuando era adolescente.
*Inscribirme en un curso de tarjetería española y atiborrar a todos mis conocidos con tarjetitas que nunca van a usar.
*Tomar cursos de cosas que sabré hacer pero nunca usaré en el día a día.
Bueno pues espérenme sentados porque nooooooooooooo lo voy a hacer. En lugar de eso me puse a hacer una listado y ahí les va…
Les presento una brevísima lista de cosas que me he dado cuenta que la gente considera que son exclusivas de la chamacada.
Un reventón. Fiestas de esas épicas donde se juntan muchos amigos que tienes años de no ver y tienen hora de entrada pero no de salida.
Un viaje. Laaaaaargo que te saque de la rutina, desconozco por que los mayores solo se pueden dar escapadas de fin de semana, si como en el caso nuestro los hijos ya son mayores de edad, les aseguro que en vez de darles tristeza les dará un gusto enorme que desaparezcamos del mapa por un rato.
Un día. Consintiéndote sin hacer ni una sola cosa que te disguste, nada, na-da. Tirarte a estar es estado de contemplación es algo que creemos que solo se puede hacer/se ve bien si eres una adolescente o una niña.
Un tour. De pueblo en pueblo con mochila al hombro, así de hippie sin planear la ruta y que el mismo viaje te vaya diciendo qué es lo que sigue.
Una noche. De copas que se acabe ya entrada la mañana, de esas en las que empezabas en un bar, seguías de tour en otros dos o tres y acababas en un restaurant desayunando. Ah que tiempos…
Una pijamada. Con amigas de la infancia de esas que incluyen película de terror y comida chatarra en abundancia.
Una Novedad. Hacer algo que nunca has hecho. ¿Hace cuántos años que no tienes una “primera vez”?
Estas y tantas otras experiencias (creo yo) no tienen porque tener un límite de edad y tendemos a creer que si y sólo si tenemos juventud merecemos hacerlas y por consecuencia divertirnos.
NO entiendo por qué la diversión en estas latitudes se ve como un sinónimo de irresponsabilidad o falta de madurez.
Pero precisamente la edad que tenemos es la ideal por muchos factores tales como:
Los hijos. Ya crecieron y de cierta forma volvemos a ser solteras (o casadas sin hijos) con tiempo libre de más.
El dinero. Tenemos mayor poder adquisitivo pues ya trabajamos (desde hace rato) y no tenemos que asaltar a nuestros papás
El experiencia de los años. Sabemos a ciencia cierta lo que nos gusta y lo que no.
Los amigos. Tenemos amistades de años que son como una segunda familia y nos sirven de cómplices.
El autoconocimiento. Ya sabemos quiénes somos a dónde vamos y no nos interesa quedar bien con nadie.
El tiempo. Tenemos más tiempo para dedicarnos pues los hijos si es que son solteros ya no nos necesitan como antes.
Estas son sólo algunas de las razones por las cuales esta etapa de la vida es ideal para invertir más tiempo en el esparcimiento
Además ¿Por qué tendríamos que sacarle la vuelta a la diversión?. Después de todo vinimos a ese mundo con la única obligación de ser felices y como dice Celia Cruz (pues la canción nunca morirá) “La vida es un carnaval …”
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Fotografía: PEXELS
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