Cada día primero de enero me digo que al final del año voy a dejar de pintarme el pelo.
Principalmente lo hago porque estoy harta de retocarme la raíz cada doce días, y no porque ya me ande por tener el pelo blanco.
Pero créanme que mi hartazón ya llegó a grados insospechados, porque pintarse el pelo tan seguido es una manda…y buscar quien te lo pinte a buen precio es otra.
Para empezar a las estéticas no les importa que te lo pintes a cada rato, ellas tienen un precio fijo y de ahí no. se. mue. ven.
Aparte tienes que rogarle al cielo que te atiendan el día y a la hora que tu puedes y luego pasarte dos horas de tu vida hay sentadota viéndote en un espejo.
Porque con eso de la pandemia ya no hay revistas para hojear y el Instagram y WA a mi no me entretienen tanto tiempo.
Pero bueno, ya me desvié mucho, porque yo no estaba hablando de tintes, estaba hablando de dejar de pintarse el pelo…
Les contaba yo que siempre hago esta promesa y ya cuando va por ahí de octubre o noviembre empiezo a cuestionarme y a tener ataques de pánico .
Conforme se acerca el mes de diciembre me entra la ansiedad y siempre termino vendiéndome el discurso de -no viene al caso que te estreses por eso – y decido esperar un año más.
La neta que no sé porque me pasa esto, ni sé exactamente a qué le tengo tanto miedo.
Para empezar, muy dentro de mi sé que mi pelo ya está gris, sólo que nadie me lo ve porque me lo pinto y …
Tampoco es que haya encanecido hace dos días porque tengo años de tener muchas canas, así que ignoro a que se deba, pero hay algo que me impide dar ese gran paso.
Tomar la decisión de dejármelo gris de una vez por todas, se ha vuelto mi talón de aquiles, mi kriptonita, mi pata de palo.
Y justo en esos momentos me encantaría haber estudiado psicología para entender que está pasando dentro de mi cabeza y saber…
¿Por qué no quiero dejar de pintarme el pelo? ¿Es miedo al cambio, a ésta etapa de la vida, a la vejez, es todo junto?
Arghhhhhh sepa la bola…. lo cierto es que no estoy lista, y todavía no lo quiero hacer punto.
He decidido dejar que la cosa fluya y que la vida me indique el día y la hora en que me lo deba dejar de pintar.
Ese día sentiré las ganas, estaré decidida y no me costará la vida dar el paso; Lo sabré, porque no sentiré miedo ni me darán ataques de ansiedad.
Tendré la certeza de que llegó el momento porque voy a sentirme muy tranquila, emocionada y feliz ( que es lo que importa) de estrenar nuevo look.
Así que para empezar a desestresarme este enero de 2021 lo único que prometí es dejar de prometer.
Ya entendí que debo dejar que pase lo que tenga que pasar en su justo momento, porque si algo me enseño el veinte veinte es que no mando yo, mandan las circunstancias.
Y yo lo único que tengo que hacer es poner mi mejor cara, porque andar de malas no sirve ni ayuda en nada.
Así que arriba corazones, lo que pasó en el 2020 ya pasó, ahora toca seguirle que quedan muchos años (y muchos tintes) por delante 😘
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