Invariablemente, cada vez que se separa una amiga, conocida, prima, tía, o compañera de trabajo hay alguien que pregunta qué pasó.
Como si el fin de una relación se pudiera comparar con un accidente de tráfico, preguntan por ESA única cosa, que hizo decidir a la pareja que ya era hora de claudicar.
Como si la gota que derramó el vaso fuera la causa de fondo, comparan una relación de años a una explosión, e intentan expilcarse qué pudo haberla causado.
Todos los días son nuestros, de Catalina Aguilar Mastreta nos demuestra con una naturalidad que la cosa no va porai.
Es rara la pareja que se separa por un repentino desempleo, por una crisis profesional o por la enfermedad de una de las partes.
La mayoría se separa por que ya no tiene con el otro ese vínculo que solía unirlos.
Cuando yo tenía veinte años creía que la gente se divorciaba por cosas así como una infidelidad, cambio de trabajo, o un malentendido con la familia política…
Treinta y tantos años después he llegado a la conclusión de que cuando el vínculo emocional de pareja está todavía vigente, esas cosas se pueden superar.
Pero cuando eso está muerto, cuando ya no se pueden recordar las razones por las que estás con una persona, la cosa ya caminó.
Pero volviendo a Todos los días son nuestros, déjenme les cuento por que me gustó.
El estilo es fresco y joven, tal vez más joven de lo que me esperaba pues los protagonistas le andan llegando a los treinta.
También me empapé del vocabulario y la mentalidad de las parejas hoy en día.
Y eso precisamente, fue lo que me enganchó, porque me ubicó en esta época, y vi cómo piensan e interactúan las “mancuernas” amorosas de hoy.
También me gustan los personajes super reales con las que tod@s nos podemos identificar.
Y la terminé de adorar porque está ubicada en México y me encanta transportarme y verme otra vez en lugares que ya he visitado.
Amo viajar mientras leo.
Y bueno pues colorín colorado, este post se ha acabado. Espero que leas el libro, y que me cuentes si te gustó por medio de los comentarios del blog para que los vean todas.
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